Unos fuertes golpeas a la puerta me despertaron de mis dulces sueños de escritora. Era sábado de mañana, ¿quién podría osar querer despertarme? ¿Quién podría osar enfrentarse a mi malhumor que seguiría luego? Pero esta vez no me puse de mal humor, no, porque el hombre a la puerta llevaba un uniforme del correo, y aunque no era apuesto para mí, tenía algo que hace tiempo esperaba recibir...
¿Adivinan que hay dentro del paquete?
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¿Qué contendrá el misterioso paquete? |
¿Alguno está más ansioso que yo?
¡Sí! ¡Cada vez falta menos!